"Porque es nuestro existir, porque es nuestro vivir, porque él camina, porque él se mueve, porque él se alegra, porque él ríe, porque él vive: el Alimento"



Códice Florentino, lib,VI, cap.XVII

sábado, febrero 03, 2007

Obsesiones


Carezco de suficiente tiempo sedentario, tal vez los mejores momentos de reflexión son cuando me voy a dormir y cuando despierto a leer debido a mi persistente insomnio. Mientras leo, escucho las palabras del libro que voy leyendo. El ruido cotidiano de los perros de mi vecina durante el día, a veces, trato de ignorarlo poniendo música, aunque prefiero el silencio; mi silencio interior, el ruido de mi respiración y si pongo mi mano en el pecho siento el tam-tam incansable de mi corazón. Cuando salgo a la calle me gusta ver a la gente, oír su lenguaje, corroborar que hay sabores que pueden ser obvios como las personas, me gusta mirar que hay siempre algo que me sorprenda y tocar lo nuevo.
En la cama es donde la mayor parte de mis ideas toman forma, son momentos de revelación sobre alguna palabra o frase que busco, algo que dé con exactitud a eso que escribo –que pongo en papel de la misma manera como encontrar un guijarro y ponerla a la vista de los demás, sólo por el gusto de mirar lo cotidiano y tocar sus contornos, sus colores–, y así es como voy hilvanando palabras y pedazos de experiencias. ¡Ah!, como escribir es en gerundio para evitar que se me olvide acostumbro a tener cerca un pequeño block y un lápiz para apuntar esas cosas que me rondan en la cabeza.
Estas exploraciones interiores, estas obsesiones que me acompañan durante el día son las que me pongo a traducir describiendo sonidos, paisajes, olores y sabores en la escritura. Son como recetas efímeras de cocina literaria, que aparecen y desaparecen.
Sólo así al sentarme a escribir con la página en blanco ya casi sé lo que voy a escribir. De otra manera cuando voy a sentarme a escribir a partir de nada, nada sale.

No hay comentarios.: