"Porque es nuestro existir, porque es nuestro vivir, porque él camina, porque él se mueve, porque él se alegra, porque él ríe, porque él vive: el Alimento"



Códice Florentino, lib,VI, cap.XVII

miércoles, julio 30, 2008

Flores y guanábana para la tristeza

1. En un libro de herbolaria que nos regalaron, dice que para el mal de la tristeza y pérdida del espíritu sirven los cogollos en infusión de guanabana, y también comerla dulce azucarada. Necesito una bien grande en estos momentos.
Ayer fue mi cumpleaños, había un motivo muy fuerte para estar felices, sin embargo desde la noche anterior me la pasé con un nudo en la garganta y es la hora que no puedo sentirme mejor.


2. ¿Descargar mi pesar? Hay una sección de sollozos en ese blog, que procuro no usarla muy seguido, pero... si me permiten. Mi cita de ayer con el médico no fue tan encantadora y por si fuera poco me enteré hoy en la mañana que Alejandro Aura falleció. Poeta, actor y excelente cocinero. Luchó lo más que pudo contra el cáncer que lo aquejaba. Él tenía desde hace más de un año un blog en internet en dónde publicaba su diario que aderezaba con poesía. Estas noticias me pegan por debajo de la lengua, y se quedan ahí atoradas en el pecho.

3. Por otra parte, ayer recibí un regalo de un amigo bloguero: Xerófilo, él se enteró de mi cumpleaños y me mandó estas hermosas fotografías de una variedad de biznaga, la del dulce de acitrón. Aquí en casa Mariana me regaña cuando compro acitrones para la rosca de reyes, dice que está en peligro de extinción.



3. Las otras flores que siguen son fotos que le he sacado a las cactáceas que tengo en macetas, en esta casa no hay jardín, ni siquiera como el de mi mamá para enterrar los pesares. Van estas flores para Alejandro que lo acompañen en ese viaje.










p.d. Para Xerófilo: Este es el liptus que te dije que murió y luego resucitó, supongo que así la presencia y la obra de Alejandro Aura la tendremos presente los que lo apreciamos y quisimos.

jueves, julio 24, 2008

Ensenada en mi boca

Se me hace muy difícil comenzar a escribir un post sobre mi viaje a Ensenada, sobre todo porque es un lugar taaan especial para mí. Es que hay lugares en los que nos sentimos que pertenecemos a ellos, que algo nos une de alguna manera. O hay otros en los que uno se imagina que a lo mejor si se tuvieran los recursos podríamos irnos a vivir ahí. Eso me pasa sólo con dos ciudades: una es Oaxaca y otra es Ensenada. La verdad es que yo conocí Ensenada hace más de treinta años y nunca borré de la memoria este lugar. Su mar, su neblina, su brisa fría tan contrastante con otros lugares cercanos, sus atardeceres sobre el paisaje árido, y claro por supuesto, toda esa extensa comida marina que se encuentra ahí. Me acordaba mucho de su mercado a la orilla del mar, eran pequeños puestos distribuidos sobre la playa, uno podía llegar a comprar casi directamente al pescador sus productos. El mercado sigue, sólo que ahora está alojado bajo una construcción, lo llaman: El Mercado Negro de Ensenada, al entrar ahí, trajo a mí una sensación de gozo ver tantas y tantas variedades de pescado, mariscos y sobre todo de almejas.

Las personas que están acostumbradas a comprar pescados en supermercado y tener el más leve contacto con los olores, colores, texturas e inquietud por sabores nuevos, jamás podrán saber de que tipo de sentimiento de bienestar estoy hablando, será inútil tratar de explicarlo, espero que las imágenes ayuden un poco.


Listo para caldo: pulpo, cangrejo, callo de hacha, camarón, almeja, cebolla, pimiento y zanahoria.




Una almeja tradicional de estos mares

Vieja Fresca, se vale el oximorón.


Otro de los atractivos que tiene Ensenada es que cerca de ahí está el Valle de Guadalupe, donde se cultivan grandes campos de vid y hay varias casas vitivinícolas y restaurantes en lo que llaman la ruta del vino. Yo como buena venadita que habito en esta enorme ciudad me dejo sorprender de cosas que nunca había vivido: tuve un gran placer al ver crecer las uvas, para dónde volteara mi mirada estaba rodeada de vides y olivos, el sentir ese aire cálido y seco, se respiraba en verdad alegría, ese fue de los momentos más placenteros del viaje.


Aceitunas, muchos árboles de olivos, clima Mexiterraneo.

En los restaurantes que están por la ruta del vino pasamos a desayunar, yo pedí una burrita de machaca y por supuesto no podía irme sin probar el típico pay de manzana que hacen por allá.
Ese pay fue toda una incógnita para mí, no porque su sabor fuera del otro mundo, la verdad no me encantó, lo que llamó mi asombro fue el pensar cómo le hacen para que la pasta no se reblandezca con tanta cantidad de manzanas apiladas una sobre otra y que no estuvieran tan jugosas como cuando yo hago pay con esa cantidad de manzanas. Parecía como si antes hubieran dejado secar las rebanadas de manzana. Este venía con pequeñas capas de queso, lo que lo hizo menos atractiva la combinación. Vean lo alto del pay de manzana.

En esta foto no se aprecia el tamaño real, tal vez la debí tomar de abajo para arriba, como si fuera un edificio. Esa servilleta a un lado del pay tiene un fin mecánico, sirve como cuña para detenerlo , porque si no se caería en pedazos. Yo me lo comí abriendo cuan grande es mi bocota, como los sandwiches que se preparaba Lorenzo en el comic de "Lorenzo y Pepita"

El empacho del que hablo no es en balde, vean nada más lo bien que me la pasé comiendo. Fuimos al Mahi-Mahi y pedí una tostada de ceviche, estaba tan buena que la mordí antes de sacarle la foto.

Este era un carpaccio de callo mano de león, cocido al limón, era una mantequilla que se deshacía al en la boca, simplemente aderezada con aceite de oliva, pimienta, orégano y alcaparras. Mmh una delicia.
Claro, no podía dejar de ir al Manzanilla, pero Benito Molina no estaba, sin embargo todo estuvo excelente.
Abulón de tres años con un aderezo de jitomate y crema.
Yo iba por la sopa de erizo, pero no me quedé con las ganas y pedí una entrada de erizo
Este era un tiradito de atún, todo un deleite este lugar. Hay un menú de degustación de todas las creaciones de Benito.

También había que ir a los puestos callejeros a comer coctéles de las famosas almejas Pismo que tanto me recomendó el Xerófilo. Vean nada más el menú del carrito.

La señora Sabina y el señor Eduardo atienden este puesto, el más concurrido de Ensenada. Estos eran los ostiones más chiquitos, todos son cultivados.

Irse sin probar el caguatún de Ensenada era impedonable. Un platillo típico de Baja California, elaborado siguiendo la técnica de los viejos caguameros de la regíon. Sólo que de atún. Una familia sigue la tradición haciéndolo y vendiéndolo en el garage de su casa.
El caguatún estuvo muy bueno, pero lo mejor fueron estos taquitos de pulpo, y la machaca de pescado.
Aquí los tacos de pescado son otra cosa, son como los pescaditos capeados que dan en los mercados, con la diferencia abismal de que usan "angelitos" (vean las fotos del principio) y están super frescos, también los hacen de camarón.

Me obligaron a salir de Ensenada, ya no quería regresarme y teníamos que volver a Mexicali, 45° C. Fuimos a Rosarito y fue un shock para mi este lugar tan horroroso. Pasamos después a Puerto Nuevo. Aquí nada más para ir a comer langosta y correr, abunda el mal gusto por ahí.

Todavía sin recuperarme del estado emocional que tuve al llegar a Rosarito, y aunque tenía ante mi toda una gama de formas de comer langosta terminé pidiendo unos camarónes al Agua Chile, me he dado una enchilada de las más mecas de mi vida, pero sirvió para que se me pasara el coraje de estar ahí. Y finalmente estuvo bien que no haya pedido más langosta, con la de Mariana y Gonzalo tuve suficiente, eran tres langostas por persona, con su forma acostumbrada al servir: arroz, frijoles y unas enormes tortillas de harina. Ahh, ¡cómo sufro!.
Todavía faltan las bebidas y cantinas de Ensenada, todavía hay más antonjos por contar. Pero, mmh, cómo cansa subir tantas fotos. Así que repásenlas por favor, y vean los precios, nada que ver con los de aquí.

martes, julio 22, 2008

Ya volví, ya fui y me divertí, gozé como niña loca mi viaje a la península y como es obvio con tantos y tantos excesos en este preludio del jubileo previo al cumpleaños tengo que tener reposo.

Volveré más tarde cuando haya encontrado a alguién que me truene el empacho que traigo.

domingo, julio 13, 2008

Si yo fuera Tony Soprano...


1. Me vinieron a tirar un gato en el garaje de mi casa. El gato parece que venía en una caja de zapatos que estaba tirada en la calle, cerca de la coladera. Era un gato pequeñito, y estaba agonizando. Varias moscas se paraban sobre su boca. Lo sostuve un poco, pude ver que tenía la piel pegada a las costillas. Lo levanté y un montón de sentimientos se me vinieron a la cabeza; no sé de dónde se saca el valor en esos momentos cuando uno ve un animal extraño en su casa, casi muerto y pensar: ¿qué carajos voy a hacer con él? Afortunadamente no estaba en rigor mortis como aquellos dos gatos en casa de mi madre, ahí sí era espeluznante la rigidez. Y como siempre, mi familia me deja a mí el trabajo sucio. Chale, y yo no tengo capos que me ayuden como al Tony Soprano, pero sí me estalla en el pecho el poco valor ético y la escasa humanidad que hay que tener en estos casos. Metí al gato en la misma caja de zapatos que estaba tirada, lo tapé y fui a ponerla a donde pasa el camión de la basura. Dicho en otras palabras ésta que escribe, que nunca tira ni la envoltura de un mini-chicle a la calle, fue a dejar al pie del poste de luz una cajita no tan feliz.

2. Cuando vivía en casa de mi madre, tenía un jardín que era usado como el cementerio de animales, poco falto para que se hechizara el vecindario con una explosión de fuegos fatuos. Ahí estaban enterradas buena parte de la fauna que había ladrado, maullado, graznado, gruñido, croado, cacaraqueado, aullado, chillado, bramado y píado en los pasillos de mi casa y en la de los vecinos. Porque mí mamá, (ah, sí, ella es igualita a la señora Soprano) también era hospitalaria con otros para que fueran a abonar su jardín. Ahora ya casi a todo el mundo lo creman. Somos tantos vivos que no hay espacio para los muertos.

3. ¿Qué tiene que ver este post con comida? Esto es sólo un ejercicio, aunque de repente, si le buscamos lo podemos asociar en los momentos en que nos enteramos que hay animales indeseables en la cocina. Siempre he dicho que no es lo mismo matar un animal vertebrado a uno invertebrado. No es lo mismo matar moscas que un ratón. Cuando descubro que hay un ratón habitando en mi cocina, me da una sensación angustiante por las medidas que me conducirán a sacarlo fuera.

4. Esta glotona de vida se va de vacaciones. Ya saben, pero si se les olvida les digo: Si les agarra el hambre consulten el refri de antojos pasados, uno nunca sabe las sorpresas que se pueden encontrar ahí arrumbadas. Luego hay un chorro de post que permancen vivos, nomás chequen el de: Visitando los talleres de Ocumichu y verán cómo me siguen dejando mensajes.

sábado, julio 12, 2008

Besos de almeja

A ver, saca la lengua, así, así
déjame juguetear con ella

conozco el sabor de tu humedad
los recovecos salados
que te habitan
sabroso tu aliento y el mío en conjunción

trenza mi serpiente con tu lengua
yo toco tu espacio escondido

ambos músculos pelean
vence la complacencia
en esa oscuridad
tuya y mía

tu opulencia de calcio
se abre al placer
con un beso y me muerde
saliva y sal
opuestos equivalentes

cuanta violencia gustosa
tanta caricia de mar
chupo, succiono, lamo
penetro

Mis dedos son torpes
pero mi lengua está llena de verbos

lunes, julio 07, 2008

Mi abuela tenía razón, no debo jugar con la comida

Todos los días por las mañanas, cuando escojo la ropa que me pondré, anhelo que esa garúa fina que cae afuera la evaporará más tarde un sol intenso. Pero no escampa, llueve, llueve, llueve y llueve más fuerte todo el día, mi vestido sin mangas se queda cancelado. La nube se prolonga de norte a sur, de oriente a poniente. Espero que Baja California no me reciba así.

Llueve debajo de la piel de algunos y algunas que brincan lejos del asfalto, content@s y san@s. Los príncipes están siendo abolidos en un criadero cerca de Toluca. ¿Cómo le hago para que no me duela el destino de esas ranas toro que derrochan tanta dicha y promiscuidad? La dieta de Las Trillizas de Belleville se queda corta en cuanto a la versatilidad del menú de ese día: Caldito verde de rana, brochetas de rana, rana al ajillo, rana con nopales, mixiote de rana, tamales de rana, rana en barbacoa, ¿y de postre? mejor no pregunto, capaz que me dicen: manjar blanco de rana. Mi hambre arrecia pero me niego a comerlas después de haber jugado divertida con ellas. –También tenemos pollo en las mismas versiones, si le apetece. Tengo que aceptarlo, al menos éste camina, come bichitos, duerme y no es Bachoco Frankenstein, dopado con efedrina de Eduardo Bours.

Llega el pollo jugoso, por primera vez esta glotona come un platillo que no es el más representativo del lugar. El pollo saludable está magnífico, y mi conciencia no me atormenta. El sapo del que me enamoré sigue retozando húmedo y oscuro.



miércoles, julio 02, 2008

Un fin de semana

Bonita mañana,

bonito lugar,

bonita la cama,

que bien se ve el mar,

bonito es el día y acaba de empezar,

bonita la vida,

respira, respira, respira.

El teléfono suena, mi pana se queja:
la cosa va mal, la vida le pesa,
que vivir así ya no le interesa,
que seguir así no vale la pena,
se perdió el amor, se acabo la fiesta,



ya no anda el motor que empuja la tierra,
la vida es un chiste con triste final,
el futuro no existe, pero yo le digo:

Bonito, todo me parece bonito



Bonito, todo me parece bonito

Bonita la paz, bonita la vida,

bonito volver a nacer cada día,

bonita la verdad cuando no suena a mentira,

bonita la amistad, bonita la risa,

bonita la gente cuando hay calidad,

bonita la gente cuando que no se arrepiente,

que gana y que pierde,

que habla y no miente,

bonita le gente,

por eso yo digo: Bonito, todo me parece bonito


Bonita la gente que viene y que va,

bonita la gente que no se detiene,

bonita la gente que no tiene edad,

que escucha, que entiende,

que tiene y que da.

Qué bonito que te va cuando te va bonito,
qué bonito que te va.
Qué bonito que se está cuando se esta bonito,
qué bonito que se está.
Bonito, todo me parece bonito.


“BONITO” JARABE DE PALO