"Porque es nuestro existir, porque es nuestro vivir, porque él camina, porque él se mueve, porque él se alegra, porque él ríe, porque él vive: el Alimento"



Códice Florentino, lib,VI, cap.XVII

martes, octubre 28, 2008

El color amarillo-naranja

Quiero darte ahora una pasión para compartir. Si eres puro o impuro no importa.
Quiero que lo sepas, quiero que se enteren: Voy a envolverte en un tropical aroma para recordar. Las sombras y el frió se van a ir.

Sólo nos acompañara el color naranja de los muertos.
Te regalo el olor de tres rebanadas de piña cociéndose en el fuego, ese dulzor que siento que se escurre detrás de mi garganta y llena de compañía toda la casa. Mira que si me adelanto al exceso también te adorno la cabeza con una guayaba cocida. Hechas puré las dos: piña y guayaba, te caliento el aliento con un poco de jengibre, pimienta gorda y dos cebollas picadas. Tú ya estarás para entonces bien cocido saliendo del horno, la grasa de tu piel se disuelve en la dulzura de los purés. Y que no te llene el prejuicio que sólo estorba en estos casos. No me castigues con tu negativa, no adelantes falsas historias de que lo dulce y lo salado no van.

Pero…creo que hace falta algo más para acompañarte ¿Has probado tejocotes en dulce con aceitunas negras?


Son lindos los tejocotes, ¿recuerdas ese árbol leñoso y grueso donde alguna vez te rascabas el lomo cuando estabas en el corral? Sus frutos son amarillos, más bien naranjas como los que nos ocupan hoy. Tienen puntitos rojos y negros, como unos chavos güerejos con pecas y los cachetes sonrojados, ¿o serán chavas? No, porque son “los” tejocotes, si no serían “las” tejocotas y eso no es posible. Dejo las diferencias de género y lavo un kilo de tejocotes y los pongo unos siete minutos en agua hirviendo, los apago y espero sólo un poco, lo suficiente para no quemarme los dedos porque hay que pelarlos calientes, tienen mucha pectina; ese gel viscoso natural de las frutas. Los pelo y los pongo a cocer con dos tazas de agua, dos tazas de azúcar y una raja de canela. Tiene que ser a fuego lento y no me entretengas porque si no se me queman, deben reducir el líquido pero no pueden quedar duros, ni demasiado cocidos como los que venden sueltos en los mercados. Tampoco compro aceitunas negras de lata. Las compro a granel en alguna tienda libanesa. Mira que bien te van los colores. Los tejocotes por un lado, las aceitunas por otro y tú todo envuelto en puré de frutas, tienes miedo lo sé, no te animas a mezclarlos en un mismo plato. De todos modos ni te preocupes, la mayoría de los que me leen nunca hacen mis recetas, que porque las disfrazo entre tanta palabrería. Sin embargo yo te admiro, por lo bien que combinas con las frutas y por lo bien que me caes al paladar. ¿De dónde salió que eras impuro?

domingo, octubre 26, 2008

Disperso

1. Por fin vi REC, una película española de terror. Ochenta y cinco minutos son suficientes para permanecer todo el tiempo mordiéndose las uñas y mantenerse abrazados de la pareja que te acompaña, sin soltarle la mano porque no es recomendable verla solo. Cuando terminé de verla no pude dejar de pensar en mi vecina e imaginar si sería posible que un virus como ese la atacara. Viviendo con esa cantidad de animales sería probable que algún tipo de parásito pudiera incubarse en su cuerpo. Pero como dice el dicho que Dios no cumple caprichos ni endereza jorobados, la señora vive con “cabal” salud; si dentro de la normalidad de su salud mental este bien vivir con ochenta perros y treinta gatos. Les juro que no estoy siendo exagerada, vinieron los de la Secretaría del Medio Ambiente a corroborar lo que ya sabíamos: que era una cantidad asombrosa de animales conviviendo en una casa con dimensiones mucho más chicas que donde yo habito. Pero nada le hicieron ni le harán. En este país del desgobierno, del hágale como quiera y con el pretexto que es casa habitación se puede tener un caballo, un elefante, un tigre o mantener ese hacinamiento de perros y gatos, y nadie nadie hará algo por impedirlo conforme a la ley. Necesito tener la sabiduría y la serenidad de mi madre para que ya nada me perturbe, bah, espero no llegar tan tarde para adquirirla.

2. Hoy es el cumpleaños de mi madre, y ayer se lo celebré, le hice una comida especial para festejar los 85 otoños de su vida. Una comida muy sencilla, sin nada del otro mundo porque sigue un régimen bastante estricto por su colesterol. (Sí, mucho tofu le hice y le encanta)
¿Qué es tener 85 años?
Ganar con mucho esfuerzo aprender a disfrutar la vida. Ella dice ahora “ya no lloro porque se me han secado las lágrimas”. Las cosas más pequeñas han tomado otra dimensión, la capacidad de observar todo lo que es cotidiano se convertido en algo único y diferente. Tan sólo tener la disposición de ver un nuevo día y que eso se convierta en un milagro y motivo de alegría.
Espero no llegar tan tarde a tener esta sabiduría.

3. Y me divido, un día con uno y otro día se lo dedico a otro, son muy diferentes los dos, los afectos también. Hoy veré a mi padre e iremos a Xochimilco a comprar golletes, de esas roscas rosa mexicano para la ofenda de muertos.


domingo, octubre 19, 2008

¡Vivan las tortillas!




En una taquería de la colonia Industrial





La señora Ma. de los Angeles haciendo tortillas en Tatatila, Ver. Dos veces a la semana hace este ritual, poner el nixtamal, llevarlo a moler y luego tener lista la leña para hacer las tortillas.



La señora Celia, viene todos los días, excepto el martes y domingo desde Gualupita, Edo. de Mex. pone su puesto ambulante de quesadillas en las calles de Ayuntamiento y Revillagigedo en el centro de esta ciudad.







Mi hermosa madre, haciendo las tortillas a mano para que luego se conviertan en panuchos.


"El nacionalismo a través de la familiar cultura doméstica de la cocina"

Sin ellas ninguna revolución sería posible


jueves, octubre 16, 2008

La diferencia la hace un limón


Hay momentos en la vida, tan buenos… Yo no sé

Escribir una bitácora como ésta en internet es un asunto de emotividad, tiempo disponible y mucho pero mucho descaro. Cuando se conjugan esas tres cosas siempre sale un post. Bueno o malo, interesante, desmadroso o reflexivo. Claro, todo este choro mareador que hago de preámbulo es sólo para decir algo terriblemente exento de modestia y recato: Ah, qué rico me sale cada vez el ceviche de pescado. Es que, caray, cuando se trata de alimentarme, me vuelvo tan obsesiva con los ingredientes, busco las mejores combinaciones, bueno, hasta con las personas que lo comerán, porque desperdiciar tanto talento ante un mal comensal no me gusta. A veces un platillo en especial no es para ciertos individuos. Pero, ¡bendita sea la diversidad, en gustos se rompen géneros y se pierden amigos, sí señor! Así que si el ceviche no es lo suyo, ni pierdan tiempo, váyanse a leer a César Vallejo y déjenme en mi post cevichero.

Los dos años anteriores toda la temporada de calor lo comía casi a diario. En mi casa y en cualquier restaurante que lo tuvieran en la carta. Este año quise descansar y comerlo con menos obsesión. Ya me había olvidado de este pescado crudo y más cuando comienza el otoño. Pero, sucedió que este martes andaba cerca del mercado de San Juan, iba a comprar un pan, como no lo encontré ya iba de salida, cuando descubrí que ya venden ese limón que a nuestros ojos es raro pero, para los gringos y otras personas ése, ése, es lo que ellos conocen por un verdadero limón.

Nuestro limón acidito, excelente para los tacos y demás combinaciones encantadoras, resulta que es sólo una especie de lima ácida pero no es un limón. Es bien sabido que los cítricos son altamente hibridizantes y heterogéneos.
Hay una amplia variedad de limas, toronjas, cidras, naranjas, mandarinas, tangerinas, y así puedo cantarles el barzón de los cítricos bastardos sin que lleguemos a conocer todos. Ese limón grandote y amarillo, es un poco dulce, por supuesto que para acompañar una cecina de Yecapixtla no sirve y da un sabor bien gacho. Ah, pero en cuanto lo vi pensé en hacer un ceviche con ese limón. Y sí, compré sierra, al otro día en la mañana lo puse a macerar con un poco de cebolla, laurel, tomillo y sal de mar, y a las cuatro de la tarde, cuando lo comí, estaba completamente enamorada de mí misma por lo bien que me salió. Qué bueno me quedó. Valió la pena el gasto del limón especial. ¡Qué sabor!, bastó rociarle un buen aceite de oliva, unas galletitas saladas y una salsa de habanero, chile excelente para acompañar el ceviche, (a falta de ají amarillo peruano). Fue algo delicioso y yo, disfrutaba un acto de onanismo refinado, ahhhhh.

Hay momentos en la vida, tan buenos…Yo no sé

viernes, octubre 10, 2008

¿Leyenda urbana?

¿Perturbadora la foto? Para nada, es un nuevo descubrimiento. Píquenle aquí para enterarse mejor
Público gozador, ya no recurran al benzal, una coca es lo de hoy

domingo, octubre 05, 2008

Cumplo mi tarea

Mis queridos Alejandra y Mario me invitaron a un juego. Sólo por tratarse de ellos lo contesto y cómo no, hasta les paso la estafeta a otros compañeros blogüeros para conocerlos mejor. ¿Será para no pensar en una tarde de domingo altamente suicida?

Elias Canetti dijo: Moriré el día que deje de interesarme por alguien que habla de sí mismo. No sé si porque en el tiempo en que lo dijo era poco común escuchar las confesiones de los demás. Pero... queridos lectores, ésta es la materia prima de que se conforman los blogs: leer las experiencias de vida de los demás. Bueno, ya no sigo con el choro y aquí va el meme.

1.- Poner las reglas en tu blog.
2.- Compartir seis cosas que me gusten y seis que no me gusten.
3.- Elegir seis personas al final y poner los enlaces a sus blogs.
4.- Avisar a estas personas dejando un comentario en sus blogs.

Me gusta

1.Cuándo calienta el sol
Me gusta el calor, pero un calor máximo de 38°, porque más es un golpe de knockout directito a mi mandíbula, me deja sin ganas de nada, sólo de irme a dormir a la plaza Cachanilla como me la pasé en Mexicali a ¡45°!. Ah y el sol, amo el sol, tengo una relación perversa con él. Me hace daño, me inflama mi mano, pero me encanta, y luego ver una piel tostada ahhh, es un encanto.

2. No se metan con mi plato
Me encanta comer con las manos, eso lo hago en la intimidad de mi hogar o cuando tengo mucha confianza en el lugar en donde estoy. Me gusta comer mariscos o ensalada con los dedos, usar la hoja de lechuga como taco para levantar todas las demás verduras en el plato. Que me escurran todos los jugos por mis dedos, chupármelos y no me importa batirme la boca, es mi plato, es mi libertad plena de glotona para relamerme todo lo que yo quiera. Mi boca es mi tercer órgano favorito. Me gusta que sea lo suficientemente grande y profunda para saborear, engullir, tragar, lamer y mascar todo lo que se me de mi real gana. Pero no me gusta chuparme los dedos y lamer la cuchara mientras estoy cocinando, eso, eso sí es una cochinada, dejar mis miasmas para que coman los demás es una falta de respeto.

3. Perfume de gardenias
Me gusta que me regalen flores. Me pueden volver loca con un pequeño ramito de: gardenias, jazmines, violetas, nomeolvides, y por supuesto, mi reino por una sola magnolia, su aroma es tan grato, mucho más que de las tres primeras.

4. Carpe Diem
Me gusta que mi madre no se queje de sus enfermedades, ni de sus achaques, que en sus casi 85 años tenga alegría por vivir un nuevo día.

5. ¿Qué es lo que hace un taxista…?
Me gusta platicar con toda clase de gente que no conozco, saber su sentir, escucharla. Si algo estimo es el poder de la palabra de los taxistas. Siempre he pensado que es inversamente proporcional lo mal que manejan con lo bien que platican, casi siempre tienen historias interesantes que contar.

6. México lindo y querido
Me gusta vivir en mi país, mi ciudad, a pesar de los pesares y de que muchas veces buscamos la salida de emergencia, no me concibo en otro lugar que no sea esta mi tierra. Amo mí país, es un loco irracional con el que gozo, disfruto, padezco, y con él me quedo.

No me gusta

1. Que no me contesten cuando escribo un mail, obviamente no me refiero al correo basura, sino cuando saludo a alguien, o si tengo una pregunta o propuesta que hacer. No me gusta que me dejen en blanco y con esperanza que algún día se dignarán a contestarme.

2. Ningún producto que presuma, se ostente o se enorgullezca estúpidamente de ser light.

3. No me gusta ir al supermercado y en domingo es la cosa más horrorosa que hay. Me molesta ver a las familias, que quieren comer gratis con las muestras de los productos que ofrecen las demostradoras. <Que si unas flautas congeladas de pollo o unos mixiotes que llegan directo de Tenancingo, mira ahí tienen unas galletitas de chispas de chocolate y salvado que te hacen ir al baño y no sientes culpa después, ahora vamos al pasillo de los licores a probar la marca nueva de tequila Relinchador, ay, de veras que sí pega fuerte, órale, apáñate las rebanadas de melón y kiwi que es la única fruta que he comido en la semana>. Todo lo que ofrecen son productos de ínfima calidad y la gente se desvive por probarlos. Y al final, al pagar en la caja si hay un hombre detrás, siempre estan empujándome y lastimándome los talones o las piernas con su carrito que no pueden controlar, ¡esto es típico en los señores!, ¿no que muy buenos para conducir? A ver si se educan.

4. Manejar, siempre que puedo lo evito, me pone de muy mal humor. Pero lo peor para mí es entrar en los estacionamientos cubiertos, me angustian demasiado y mi orientación se perturba como gaviota borracha, necesito luz para orientarme.

5. No me gusta la gente que no escucha, de es@s que su charla se convierte en un monólogo y que sólo lo que ell@s dicen es interesante y digno de oir. Mi antídoto ante gente así es desconectarme de lo que dicen y mi imaginación vuela a kilómetros de su compañía.

6. No me gusta el invierno, y todo lo eso implica: Navidad, frío, lumbalgia, villancicos, tránsito, robos, filas, regalos que nadie necesita, comprar por comprar, ¡puf!

Le paso la estafeta a cualquiera que se le antoje contestarlo, pero en especial a riesgo que me tiren de a loca a:


Rodolfo a su blog que es un paisaje misterioso, sorprendente y lleno de historias por contar:

Al melómano y xiqueño de Juan Carlos, que le gusta capotear, correr y contarle anécdotas a los toros.

A la introspectiva y filósofa Úrsula, que escarba en el tiempo y la memoria.

A la Guadalupe a ver si con esto ya tiene un pretexto para postear.

A la Cruela de Vil, ella ya sabe a quién me refiero, te paso la memela, tú, sí tú.
No pongo su enlace porque puede hacerse un tapete con mi piel.

A Irene que siempre tiene una hermosa fotografía cada lunes en su templete y la quiero mucho.