"Porque es nuestro existir, porque es nuestro vivir, porque él camina, porque él se mueve, porque él se alegra, porque él ríe, porque él vive: el Alimento"



Códice Florentino, lib,VI, cap.XVII

viernes, noviembre 19, 2010

La mudanza



Todo plazo se cumple, el I Ching fue echado por el hombre de esta casa y salió el exagráma 46: La subida, penetrar hacia lo alto. Así que no queda más que partir y ya. Emigrar, dejar esta ciudad en que nací, que disfruto y que padezco, ah, y que me precio de conocer palmo a palmo cada uno de sus recovecos populosos como pocas personas que viven aquí.

Este año así comenzó: con un proyecto de vida nuevo, y ahora que concluye pues ya nos toca, viene el cambio, mover las rodillas rígidas, conocer otros lugares, tirar los apegos, y tanta, tanta basura, ¡vaya que acumulo cosas! Y apenas empiezo, con lo que me molesta cambiar de lugar los muebles, en esta que es la mudanza de mi vida.

Es por esa razón que ando desaparecida, ausente, mi cabeza y mis manos están en otra cosa, así que por mucho mi comida es sencilla y simple. Diríamos que es la cocina de la sencillez, especial para la dieta baja en colesterol de mi madre y sin grandes novedades que considere dignas de ser compartidas. Por si fuera poco mi cámara se dañó y seguro que ya no tiene remedio. Así que me dedicaré cuando pueda a subir fotos antiguas, de algo que me encuentre en los archivos y tal vez sin dedicarle grandes temas a la comida. Sin embargo aquí estaré cuando pueda. No se olviden de uno que uno no se olvida de ustedes.

Y con la casualidad que en el nuevo lugar hay tirados unos troncos de árbol de cazahuate. Entre la espesura tropical de las cañadas, lomas y montes del estado de Morelos se distinguen perfectamente estos árboles de flores blancas que caen como enredaderas. Sólo florecen en otoño. Son sencillos y nobles, no requieren de mucha agua, ni tampoco de un suelo fértil. Por si fuera poco con brindar su sombra y sus hermosas flores, sucede que cuando se pudren los troncos dan un hongo comestible muy popular en esa zona.

Les llaman orejas de cazahuate. Si caminan en el Centro Histórico por la calle de Regina en esta época o van a la biblioteca Vasconcelos de Buenavista podrán verlos llenos de flores. Esos son los árboles que les cuento.

Esta es su flor.


Y estos son los troncos que generosamente me brindaron mi desayuno y mi comida.

La foto es del celular.

Hay infinidad de maneras de cocinarlos, tengo en mis manos los recetarios indígenas del estado de Morelos que editó CONACULTA y hay recetas para guisarlos en mole, en salsa de jitomate, en quesadillas, en croquetas, al vapor y hasta en tinga. Los hongos son de naturaleza tamásica, crecen de noche, podrán estar pequeños por la tarde y al día siguiente están grandes y robustos, dignos para ser recolectados, se siente tan bien cosecharlos, consumirlos frescos, y sobre todo me siento agradecida con la naturaleza que me provee de estas cosas que aparentemente de la nada surgen fecundos.









jueves, noviembre 04, 2010

Parotas o Huanacaxtles

 Lástima que llego tarde y no tengo la llave para abrir tu cuerpo



tanta majestuosidad comienza bien pequeña