"Porque es nuestro existir, porque es nuestro vivir, porque él camina, porque él se mueve, porque él se alegra, porque él ríe, porque él vive: el Alimento"



Códice Florentino, lib,VI, cap.XVII

martes, diciembre 25, 2012

Delicioso y sencillo

Últimamente cocino de lo más sencillo y austero, no hago nada espectacular. Si esperan que esta entrada venga acompañada de una receta extravagante y lujosa para lucirse en las fiestas de fin de año, mejor pasen de leer lo que viene. Esta ha sido una de las principales causas por las que he tenido desatendido este lugar y he publicado a cuenta gotas. La comida que preparo se aleja de la sorpresa y descansa en la sencillez (a pocos les interesa visitar un blog con cosas así).

Y es así que se acabó el año, se acabó un ciclo y comienza otro. Pero no quiero dejar de agradecer el cariño y su compañía que siempre llena de entusiasmo e impulsa a seguir a pesar de los problemas personales, las fallas de mi computadora o la escasa imaginación para acompañar mis textos. Deseo con el alma que todo esto cambie.

Esta receta va muy bien para un almuerzo familiar. A mí me recuerda los viajes cuando visitábamos a la familia de Gonzalo y siempre había esa fruta omnipresente en la comida veracruzana y del sureste de México: PLÁTANO MACHO. Musa paradisiaca, utilizada por Linneo. Que el nombre viene de una tradición cristiano-islámica según la cual el plátano era la fruta prohibida del paraíso.

No conozco a nadie que no le guste el plátano macho. Este platillo me encanta porque es perfecto para acompañar los huevos fritos, una carne asada, unos chilaquiles, un café negro, o simplemente solos. Es delicioso y sencillo; virtudes que se agradecen. Es muy parecido a esta otra receta que publiqué hace ya tiempo, en este caso es más sano porque no va frito.

¿Qué necesito?

1 kilo de plátano macho maduro ( puede ser un poco verde, pero como me gusta más dulce lo prefiero maduro)

2 tazas de frijoles refritos

4 cucharadas de mantequilla

Queso fresco rallado

¿Cómo lo hago?

Los plátanos se cuecen con agua hasta que estén suaves, se escurren, se pelan, se machacan y se les agrega la mantequilla. Se forma una pasta suave con ellos y con la mitad ella se cubre una bandeja de horno o el fondo de un refractario engrasado.

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Después se coloca la capa de frijoles y otra del queso rallado. Se cubre con la otra mitad de la pasta de plátano y se mete al horno a 180° C por media hora. Se puede poner cubrir sólo una pequeña capa o cubrir completamente. Les muestro las dos versiones.

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Podrán ver que una parte le puse queso y la otra no tiene por cuestiones de dietas austeras para Gonzalo

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Felices fiestas. Sean felices.

sábado, diciembre 01, 2012

Seducir, fornicar, comer, morir


Primero. No hay enemigo pequeño y menos una mantis religiosa. Es desafiante y combatiente. Ella me mira molesta e irritada, no le he hecho nada aun y ya está a la defensiva, gira su cabeza y me busca. Es interesante su postura erguida parada en dos patas, parecida a la de un humano. Aquí podría yo hacer alguna proyección antropomórfica y decir que es una guerrera preparándose para una lucha cuerpo a dedos, con sólo el arma de sus púas que están dispuestas a cortar mi desnuda piel. Para evitar que lo haga prefiero azuzarla con una hoja. Podría decir que casi oigo el lenguaje pendenciero que me lanza, de alguna forma acuno dentro de mí pecho la mala vibra que irradia el animal. No debería hacer esto, sin embargo su ímpetu para la pelea me parece tan atrayente.

Segundo. Supongo que por esa seducción también engancha a su pareja. ¿Sabrá el macho que esa voluptuosidad sexual se equipara con su lujurioso apetito? ¿Sabrá el porqué del canibalismo de su compañera? ¿Sabrá el decapitado que de esa forma se prolonga un mejor y más largo espasmo durante el coito? Es así como la mantis además de agresiva y glotona es una sabia concupiscente. Nada mejor para nutrirla que su propia especie. Tal vez debería el macho haberla hecho comer algo antes de sus nupcias o quizá ese es el precio para pagar semejante placer.

Comienza el mito matriarcal y un ciclo de vida en orden extraño: sexo, comida, muerte, reproducción. De tal modo se demuestra que los animales se parecen tanto al hombre que es imposible distinguirlos de este. El deseo y los temores de ambos entrelazados por el seno nutriente y devorador de la madre.

Lo cierto es que me acordé de la leyenda de la Coyolxauhqui. Sería interesante subir a la mantis en una pirámide del Templo Mayor y desde ahí mirarla decapitar a su pareja. Aunque ella no tendrá la intensión de arrojar escalinatas debajo de la gran pirámide a su víctima desmembrada, ella sabe que es mejor aprovechar cada partícula de su enemigo, pata por pata, antena por antena, es que los insectos se aprovechan completitos.

Tercero. ¿Cuándo se ha puesto usted lector a desollar un taco de chapulines de Oaxaca? Extirpar primero el corazón del enemigo ofrecerlo en sacrificio para luego devorarlo. No, ¿verdad? Es mejor comerlos completos, nada más no sean avorazados como lo fui yo el otro día cuando inocentemente iba a degustar por primera vez unos jumiles comprados en el mercado de Cuautla. Llegando a casa de mi amigo Luis calenté una tortilla, le puse salsa y así vivos me los comí. En el pecado iba la penitencia, el sabor de los jumiles nunca es para comerse de a montón como los chapulines, los escamoles o los shagues, no no no, estos animales sólo sirven de aliño. Su sabor es poderosísimo. Parecía que le había dado una mordida a un taco de wasabi (esa pasta verde que te acercan con el sushi). Los jumiles tienen un fuerte sabor como a clavo de olor. Los consejos y las maneras de comerlo me llegaron después. No Carmen, que atrevida eres, solamente se usan cuatro o cinco en un taco, de preferencia acompañados con guacamole o con cecina de Yecapixtla. O de otra manera pueden ser usados como condimento para una salsa molcajeteada. Pero es que ni siquiera se me ocurrió comer primero uno, uno solo para saber que me estaba metiendo a la boca. Ah, quedé escarmentada para no volverlos a comer en muchos años.

Todo esto rollo de insectos tiene un simbolismo. Por lo pronto me enteré que hay un libro sobre la manera de perder peso antes, durante y después de tener sexo. La mantis seguro que ya lo leyó.




Una disculpa: esta entrada la publiqué en 2009, sigo en reparaciones, regreso pronto

miércoles, noviembre 21, 2012

Pasar en limpio

1. Tengo tiempo que no sueño, parece que me han secuestrado ese mecanismo que se acciona para que al levantarse de la cama o el trascurso del día, pueda recordar lo que soñé. No, no hay más. Parece que se esfuman, se borran los recuerdos o de plano como me dijo un enigmático chamán: "estoy bloqueada". Así que tengo que ver de que manera recupero el recuerdo de mis sueños. Según él, al recordar nuestros sueños andamos más ligeros por la vida y nuestra creatividad se manifiesta: "La invención viene de la imaginación y la imaginación es un laberinto en el que lo difícil no es la salida, sino la entrada". Entonces ¿recordar los sueños es una puerta?

2. Parece que cada vez se alarga más el tiempo para que haya publicaciones, ustedes, mis asiduos lectores lo habrán notado. Pero ahora tengo un pretexto: se dañó mi computadora desde hace varias semanas. Espero pronto estar de vuelta y ver de que manera volvemos a las andadas en este camino de sabores.

3. Hoy comienza un nuevo ciclo en mi vida, después de muchos cambios, caminos sinuosos y demás vericuetos, hoy se establece pasarse en limpio y comenzar a trabajar de manera distinta.
Que así sea.


viernes, octubre 26, 2012

Negros recuerdos

Los mejores placeres en un viaje para mí son el deleite de la comida, conocer nuevos platillos, hacer descubrimientos con sabores extraños, nuevas formas de combinar ingredientes. (¿Qué quieren?, soy glotona y esa es mi pasión). Para luego llegar a mi casa y atesorar esos sabores en el recuerdo. Se quedan las fotos de los ingredientes, del platillo y del lugar, claro, aunque a veces conserve más fotos de comida que fotos de paisajes.

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La primera vez que fui a Uruapan, hace como 12 años, descubrí algo que me sorprendió: su atole negro. En seguida su sabor se fue a almacenar al cajoncito de recuerdos preferidos de los viajes. ¿Ustedes no tienen el suyo? Recuerdo perfectamente que lo vendían en un puesto ambulante enfrente del parque principal. Era en la tarde, hacía frío. Allá acostumbran a tomar atole y tamales en la tarde, no como en el D.F. que cuando más se vende es por las mañanas. Había atole de muchos sabores en grandes ollas cubiertas de servilletas bordadas que servían para guardar el calor. Pedí un atole de tamarindo y apenas estaba disfrutando su sabor cuando vi servir un atole tan espeso y negro como si fuera aceite de coche quemado. Para cualquier persona ese aspecto podría resultar desagradable o repulsivo. Pero para mí que soy una adoradora de alimentos de color negro resultaba tan atrayente. En seguida pedí uno, aunque todavía no me había acabado el otro. Recuerdo que tenía un ligero sabor como a chocolate y un toque muy sutil de anís. Me dijeron que ese color lo adquiría por ser hecho con cáscara de cacao. Pasó el tiempo y volví otra vez a Michocán, esa vez a Pátzcuaro y desde ahí me trasladé hasta Uruapan, solamente para probar un atole negro y regresarme. Hasta ahí la historia.

Este año volví a Uruapan, con la noticia que todos los vendedores ambulantes los habían retirado y metido en el mercado de antojitos. Los fui a buscar y encontré montones de puestos con venta de tamales y atoles, probé varios pero ninguno me pareció tan bueno como aquél que tomé en la primera y segunda visita. Muchos de esos vendedores tenían años de vender en ese mercado, así que no era ahí donde tenía que buscar. Entonces averiguando en dónde se había ido la persona que lo vendía en el parque llegué a otro mercado y por fin encontré esas ollas con servilletas bordadas que mantenían caliente los entrañables atoles y tamales.

 

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Allí estaba la señora Doña Mari y su familia vendiendo el verdadero atole negro que tanto me gustaba. Tomé atole hasta emborracharme de color negro, al día siguiente fue lo mismo. Era tanto el gusto que tenía al tomarlo que la señora muy amablemente me dijo dónde comprar la cáscara de cacao y cómo hacerlo.

Pero tuvo que pasar mucho tiempo para que me animara a reproducirlo en casa. Lo primero que tenía que hacer era tostar hasta dejar hecho carbón esa cáscara de cacao. La señora me hizo énfasis que lo debía de cocinar al aire libre pues si lo hacía en mi cocina se iba a ahumar toda. Y como ya tengo experiencia en olores que se quedan aferrados en mi cocina por varias semanas preferí esperar. Esperar que bajara el calor y tener más confianza con doña Gloria para que me permitiera ir a su cocina de leña, donde hace sus tortillas y tostar ahí el kilo de cáscara de cacao que había comprado. La experiencia fue muy agradable, además de estar compartiendo la charla con su familia, los olores que sacaba la cáscara al tostarse eran deliciosos.

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Atole Negro

¿Cómo lo hago?

En una cocina al aire libre se pone a tostar la cáscara de cacao, casi casi hasta que quede carbón.

Ya en frío se muele en metate o en la licuadora hasta dejarlo hecho polvo

Se toma 3/4 de taza de ese polvo y se licúa con 200 gr de masa de maíz.

Se agrega 1 1/2 litros de agua o más si no se desea espeso

semillas de anis y una raja de canela. Se endulza con un poco de piloncillo.

Se mueve constantemente hasta que se cueza el atole.

Se sirve y a disfrutar del sabor único de este atole.

Lo negro no se refiere a cosas malas, lo negro es atractivo, único y recuerden que la mayoría de los platillos negros son los que venden más caros. El color negro tiene un sentido ritual, y para esta época de Día de Muertos este atole negro estará en mi altar para agasajar a mis difuntos.

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martes, octubre 09, 2012

Me acerco al sabor, pero no a ti

No me aburren las certezas, es más, celebro reconocerlas que están aquí como cada año. Es así que me alegro con el color amarillo del que se llenan los campos. Cempasúchil, flores de sorgo, la flor del amaranto, pericón, miles de florecitas silvestres y girasoles. En esta época la caída de la tarde se tiñe de melancolía, es que la luz del sol alumbra distinto y el aire es más fresco en este lugar del mundo.
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Además es época de recoger la cosecha amarilla aquí en la casa. ¿Cómo no estás para que las disfrutes? Los carambolos dieron frutos por vez primera, son tantos que además de regalarlos aprendí que puedo compartirlos con las mariposas inmaculadamente blancas que abundan en esta época. Las invito a que vengan aquí a saborear con sus patas los gajos de esta fruta. Son las almas de los guerreros; es la época de las ánimas, andan por ahí como fantasmas volando de flor en flor, de carambolo en carambolo. Mi árbol de las naranjitas de china o kumquats se llenó de frutos, tantos que hasta se va de lado y hubo que buscarle apoyo con un palo para enderezarlo. Los maracuyás ahora sí son amarillos, como yo quería. Las exquisitas flores de mastuerzo listas para ir a la ensalda.
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Instalada en esa añoranza otoñal me brota una inquietud que me impulsa a reproducir platillos de lugares que me quedan lejos y que me gustan tanto. El deseo es tan grande, sólo me queda el consuelo que si no puedo ir físicamente, al menos en el sabor estoy trasportada hasta allá. ¿Qué es toda esta gastronomía sino el deseo de acercarse a los recuerdos de los lugares que amamos?
Fue por eso que al ver brotar de la tierra tan bonitas flores de calabaza quise hacer aunque sea una pequeña cantidad de mole amarillito y acompañarlas con un poco de queso para recordar las:
Empanadas de amarillito con flores de calabaza y quesillo de la ciudad de Oaxaca
¿Qué necesito?
3 jitomates
1 tomate verde
4 piezas de Chile amarillo de Oaxaca (se habrán desvenado)
2 pimientas negras
2 Clavos de olor
½ cucharadita de orégano
Una hoja santa o acuyo
Una bolita pequeña de masa de maíz nixtamalizado (60 gr.aprox.)
Caldo de pollo o verduras
Queso Oaxaca
Tortillas de maíz
Hojas de Epazote
Flores de calabaza frescas
¿ Cómo lo hago?
Los jitomates y los tomates se cuecen y luego se muelen con los chiles que estarán asados y remojados. Se agrega también las especias y la hoja santa. Todo esto se sofrie en una olla con una cucharada de manteca de puerco, se deja sazonar. Luego se agrega un poco de caldo de pollo. Cuando está esto calienta se agrega la bolita de masa previamente desleída y colada en caldo o agua fría para darle espesor a la salsa. Se deja espesar al gusto.
Como no tengo las tortillas enormes con que se arropan este mole en conjunción con las flores y el queso, tuve que conformarme con tortillas normales que hace Doña Gloria con un maíz que ella misma siembra. Así que sólo faltó el tamaño familiar de las otras tortillas oaxaqueñas.
Las tortillas se calientan y se agrega el queso, el epazote, muchas flores crudas, el mole amarillo, se doblan y se voltean de lado a lado, cuidando de no quemar la tortilla.
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El sabor de este molito es muy especiado, con un delicioso aroma especial para esta época.
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Pero por desgracia las certezas que domino se restringen solamente a las estaciones del año. Porque yo espero tus llamadas y llegan muy escasas, yo espero encontrar tu voz en el teléfono, una carta en el mail y no apareces. Yo quisiera saber cómo te está yendo, que nuevas cosas te despiertan el asombro, en qué idioma sueñas, qué es lo que te alegra, hacia dónde diriges tu mirada. Como quisiera acercarte reproduciendo un platillo, así como me acerco a los lugares que amo al cocinar.

miércoles, septiembre 12, 2012

Receta de huevos luchadores para comenzar la mañana y enfrentar la pelea de todos los días


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Mis mañanas son apresuradas. No es fácil detenerme con calma a desayunar y hacer el rito que me gusta tanto y que he aprendido con el paso del tiempo: disfrutar el líquido caliente que tomo y ordenar mis ideas para empezar el día. De lunes a viernes comienzo la mañana corriendo, los desayunos son rápidos y sosos. Por fortuna, existen días en que todo se puede dar de manera más amable, tener un poco de atención, reposo y paciencia para desayunar bien.
El desayuno más fácil para realizar es hacerse un par de huevos. La verdad hasta hace poco tiempo desayuno huevos, y es que antes no los conseguía frescos. Descubrí que esa era la razón por las que no me gustaba su sabor; porque eran huevos almacenados por semanas en tiendas. Hasta que me vine a vivir aquí y mi vecino me vende el huevo muy fresco pues tiene muchas gallinas.
Hará unas tres semanas que compré una gallina. La ví en una fonda y me pareció muy bonita. La quería más que nada para que comiera la cantidad de bichos rastreros que pululan por el jardín. Ha sido de gran ayuda, es muy trabajadora, hace su labor y por si fuera poco me regala un huevo diario. Unos días después de haberla comprado vino la crisis dizque por la gripe aviar y el costo de huevo se disparó por las nubes. Seguramente la señora que me la vendió se arrepintió después por dármela tan barata y porque su gallina es muy generosa.
http://www.youtube.com/watch?v=DWB06GXiPiQ&feature=plcp
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Esta es mi gallina, es chistosa, es muy tierna conmigo, muy mansa y super hambrienta. Y sí, ahora que tengo huevos frescos, comparto esta receta para prepararlos envueltos en hoja santa. La receta es la favorita de un amigo que tiene una profesión muy dura. Él me dice que come tres huevos de éstos antes de entrenar. Sí, porque mi amigo se dedica a la Lucha Libre.
También incluyo otro desayuno con casi los mismos ingredientes pero lo que cambia en la presentación. Es un chile en vinagre relleno y envuelto en hoja santa.
La hoja santa es una planta aromática, muy usada en las regiones de Oaxaca, Tabasco y el sur de Veracruz. Es el ingrediente indispensable en varios moles oaxaqueños y además va mucho con tamales. La hoja santa o también llamada: momo, hierba santa, cordoncillo. Esta hoja tiene el poder de restaurar las fuerzas perdidas de las noches por calores agobiantes, malos tragos, búsquedas fallidas de trabajo, discusiones infernales, pésimos tacos, insípidos poetas, amigos mentirosos y para aliviar las porrazos de la Lucha libre. Dicen que unas hojas de esta planta, arrimadas en cocimiento por las mañanas, hace hablar antes a los bebes y los inducen a avisar para ir al baño. El chocolate con agua aromatizado con hierba santa, si se les da de tomar a los ancianos, un estremecimiento recorrerá su cuerpo llenándolos de exquisito placer y sacaran de quién sabe dónde un montón de anécdotas y recuerdos olvidados, para que después su andar sea más ligero y ágil. Habrá que probarlo y comprobar los resultados. Jaja, no me crean tanto, recuerden que me gusta escribir e inventar historias. Eso lo sabe mi amigo el luchador y por eso dice que le gusta desayunar al menos 1 vez al mes esta receta.
Hace tiempo aquí  les mostraba mi cosecha en maceta de la hoja santa, para que vean que la pueden reproducir en la ciudad. Esta misma planta me la traje hasta acá y miren como está, crece con singular alegría en estas tierras.
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Comparen el tamaño de la hoja, y mi mano es bastante grande
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Huevos envueltos en hoja santa

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(2 porciones)
¿Qué necesito?
2 huevos
2 hojas santas grandes
50 gr. de queso de cabra
50 gr. de quedo Oaxaca deshebrado
2 cucharadas de frijoles refritos
½ cucharadita de aceite
Salsa de tomate verde.
¿Cómo lo hago?
Las hojas se ponen a sudar en una sartén amplia y se engrasa con la ½ cucharadita de aceite. Después de que se marchitaron un poco y son más flexibles se retiran. Luego se toma una hoja y se coloca sobre el sartén a fuego bajo. Se extiende 1 cucharada de frijoles refritos, una porción de queso de cabra y otra de queso Oaxaca. Encima se coloca el huevo.( Lo bueno de un huevo fresco es que este permanece perfectamente en su lugar y no se desparrama ni se rompe con tanta facilidad como los de almacén). Es cuestión de gusto el punto exacto del huevo: hay quién le guste casi crudo, con la yema tiernita, con la yema bien cocida o un poco revuelto, como es mi caso. Entonces se revienta con cuidado la yema, sin romper la hoja y se va doblando hasta hacer un pequeño envoltorio con la hoja. Se va volteando por todos los lados hasta que la hoja quede bien tostada. Se sirve con la salsa de tomate verde.
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El mismo procedimiento para el otro huevo.
La otra receta para el desayuno es

Chile encurtido en vinagre relleno de quesos y frijol envuelto en hoja santa
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¿Qué necesito?
(dos porciones)
Chiles en vinagre (Mi amiga Nora  en su  blog tiene aquí una deliciosa receta de cómo hacer chiles en vinagre, visiten su página)
2 chiles en vinagre.  Lo ideal es conseguir chiles cuaresmeños en un curtido casero, si no se tiene a la mano pues serán de lata.
2 hojas santas
½ cucharadita de aceite
2 cucharadas de frijoles refritos
4 cucharadas de queso de cabra
50 gr. de queso Oaxaca deshebrado.
Un poco de guacamole para acompañar.
Los chiles se rellenan con los frijoles, el queso de cabra y el queso Oaxaca. Las hojas se ponen a sudar en una sartén amplia y se engrasa con la ½ cucharadita de aceite. Después de que se marchitaron un poco y son más flexibles se retiran. Luego se toma una hoja y se coloca sobre el sartén a fuego bajo. Se coloca el chile relleno y se procede a hacer un envoltorio con el chile. Se deja que se tueste perfectamente la hoja por todos lados. Queda crujiente y muy rica de este modo. Se sirve acompañada de guacamole, y como me gusta tanto la granada y es la época le puse un poco. Queda muy rico.
Con esta entrada participo en la  entusiasta convocatoria que ha hecho mi querida Pilar en su blog La cocina mexicana de Pily Ella a través de su blog en esta invitación intenta mostrar lo bonito de nuestro país y para celebrar la Independencia de México. Es por eso que convoca este mes a todos los que quieran a participar; sean mexicanos o extanjeros, con blog o sin él. El blog de Pily es un digno ejemplo de la comida del país y acostumbra ilustrar sus recetas con hermosas fotos de varios lugares de México.
http://cocinamexicanadepily.blogspot.mx/
http://cocinamexicanadepily.blogspot.mx/

Así que aquí se quedan estas recetas para celebrar un desayuno muy mexicano
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sábado, septiembre 01, 2012

Ideas verdes para envolver su comida

Mi actitud verde ante la vida es ampliamente conocida en este blog.

Ojalá todos entendiéramos que lo que elegimos comer influye en el medio ambiente, y aunque no tengo la intención de modificar formas de vida, sí deseo comunicarles otras alternativas para cocinar sin utilizar papel aluminio cuando se requiere cocinar algo al vapor. No entiendo de dónde salió esa moda de usarlo tan indiscriminadamente. Incluso en los restaurantes de lujo, ¡qué poca sensibilidad señores!. No soporto que me lleven un plato con algo cocinado en papel aluminio, me parece una aberración. ¿Donde quedó el sentido rústico de la comida mexicana? Ahora hasta para comerse un antojito en la calle el plato te lo dan forrado de plástico para evitar lavarlos. Esto sólo ocurre en México. 

En esta entrada anterior había presentado varias formas de cómo envolver tamales además de las hojas de maíz están: las hojas de chaya, hojas de plátano, hoja de aguacate y hoja santa, otras alternativas para envolver tamales o para abrigar lo que se va a cocinar al vapor.

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A ésta planta le llaman “platanillo”, crece hasta en los camellones de la ciudad de México, su flor es roja o amarilla, como ésta. Cuando vivía allá la tenía sembrada en un pequeño arriate y puede crecer incluso en macetas, sólo requiere bastante sol, así que no se preocupen si no tienen jardín. Aquí donde vivo, el clima ayuda a que el tamaño de sus hojas sea muy grande. Pero recuerden, incluso en la calle están estas flores.

Envolví con las hojas una receta sencilla con filetes de pescado. Simulando el envoltorio de un tamal.

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¿Qué necesito?

4 filetes de pescado

1 toronja

dos cucharadas de pasta de achiote

hojas de epazote

rebanadas de calabaza, pimiento y rajas de cebolla

¿Cómo lo hago?

La pasta de achiote se deshace con el jugo de una toronja o limón sin semilla.

(Yo hago mi propia pasta de achiote porque no me gusta ninguna que venden comercialmente) pero si desean una muy rica les cuento que en el Mercado de Medellín con el señor que vende productos yucatecos, vende una pasta de achiote a granel muy sabrosa. Nada que ver con esas marcas de nombre: Anita, Mérida, el Yucateco, etc.)

En esta pequeña salsa se dejan reposar los filetes media hora, a que queden bien impreganados con ella. Después se colocan sobre la hoja limpia de platanillo, se le ponen las verduras encima, junto con la hoja de epazote. Se cierra con la ayuda de un pequeño atado de hilo y se colocan al vapor por 20 minutos.

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Este es el plato de la golosa de mi madre, a ella le gusta la pasta para acompañarlo.

Aquí hay otras ideas de utilizar hojas para envolver comida. Sólo que esta  forma es horneada. Además de llevar un abrazo de masa de trigo. Pero se puede utilizar simplemente así y cocinarlo a la plancha. Estas son hojas de albahaca, son muy grandes, con queso de cabra y jitomate.

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viernes, agosto 10, 2012

En la forma de coger el taco se conoce al que es tragón

Taco es una palabra tan breve que nos sirve para pedirla con urgencia.

Por favor, una dosis intravenosa de tacos al pastor.

Señor, señor, me da una hora de tacos por favor.

El taco es fondo y forma. La tortilla es la forma, el relleno es el fondo. El relleno puede ser de cualquier cosa; por eso el taco es universal. La tortilla es huésped que no se anda con remilgos. En un estrecho abrazo, abriga lo mismo carne que vegetales; igual leguminosas, salsas, hierbas, insectos. Incluso se hacen tacos de pleonasmo: tacos de chilaquiles, tacos de tamal, tacos de arroz. ¡He visto tacos hasta de plátano!

Pero recuerden, un burrito no es un taco en todo el sentido de la palabra. El burrito surge de la añoranza de querer comer una tortilla y reproducirla con los ingredientes que se encuentran a la mano en lugares donde el maíz nixtamalizado que se usa para hacer tortillas no se encuentra.

El taco es el invitado principal del almuerzo del albañil y el protagonista en un banquete. ¿Quién no ha recurrido a las Taquizas como forma de buffet en donde todos salen contentos. El taco es el platillo representativo de México y tiene que ser de maíz.

El primer taco es un pequeño preámbulo, una vez que se empieza a comer no se puede detener. Probar un sólo taco, es una grosería que no se le debe hacer a nadie. Cuando uno comienza no para, cuatro tacos es apenas la cuota mínima y se piden de dos en dos para que no se enfríen.

El taco es el sustento gastronómico nacional. El taco es un festejo. El taco es cultura.

Al comer un taco cada persona marca su propio estilo, algunos con gracia, soltura y otros se nota que se ponen en aprietos. Ustedes opinen

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SI DIOS VIVE DENTRO DE MÍ, ESPERO QUE LE GUSTEN LOS TACOS.

miércoles, julio 25, 2012

Confesiones surrealistas

Poca gente conozco que se aventure a comer hongos silvestres sin tener la total certeza de que no le harán daño. Incluso muchos prefieren evitarlos aunque sean perfectamente conocidos, Gonzalo es uno de ellos. Es que hace tiempo tuvimos una experiencia un poco atemorizadora. Y como a él le preocupa que se repita, sólo los llega a consumir cultivados: únicamente setas o champiñones, pero la verdad, si puede evitarlos es más feliz. Yo no, el día de hoy compré varios hongos silvestres. Compré “escobitas”, “tecomates”, y otros hongos que no conocía, la vendedora tampoco sabía su nombre, sólo dijo: “nosotras no nos hemos muerto”. Llegando a mi casa los preparé en sopa, pero como también han salido hongos en el jardín y como mi hija la bióloga una vez me dijo que esos eran comestibles, se los agregué al caldo. La sopa solamente me la comí yo, fue rica y sustanciosa para una tarde de lluvia. El rito inicial que precede para hacer una sopa de hongos es tener listo un buen caldo de verduras o de res; no debe faltar unas ramas de epazote para imprimirle más sabor. Los hongos silvestres me encantan, su sabor no se puede comparar a uno cultivado. Mientras, yo aquí sigo, me comí varios hongos desconocidos y nada que temer.

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2 Uno de mis cuentos mexicanos favoritos se llama precisamente: El hombre de los hongos, de Sergio Galindo. En el cuento se contratan hombres que tienen la encomienda de probar los hongos que se servirán para el consumo de los señores de la casa. Como no todos resultan comestibles se tiene que reemplazar al catador continuamente con el “inconveniente” que ese día no se podrá apreciar el tan esperado platillo. El cuento es de una belleza narrativa muy bien cuidada, como toda la obra de Sergio Galindo.

3 Continuamente corremos riesgos, lo mejor que podía pasar al comer un hongo envenenado es morirse; lo peor, eso sí, sería quedar “ido”, imbécil, en estado de coma. Eso sí me atemoriza, perder la conciencia y quedar hecha un vegetal sin voluntad propia. Lo otro: el morirse, es lo de menos. Siempre he pensado que el retirarse de este mundo debería ser una decisión propia, nada nos pertenece más que nuestra propia vida y aún así somos unos miedosos al momento de enfrentar la partida eterna. Nos aferramos a la vida. Al decir esto no quiero dar a entender que no la valore, simplemente hablo de una posibilidad de tener en nuestras manos el momento de retirarse de este juego, de cortar el listón invisible que une nuestro cuerpo en esta tierra. Sin embargo, todavía me queda cuerda, un motor que me impulsa a seguir no sé hasta cuándo. Una inercia de todos los días por perseguir un objetivo.

4 Se acerca mi cumpleaños, supongo que podré seguir otro año más. Probando y aprendiendo cosas nuevas por llegar. Pero este año voy a cambiar de pastel, no habrá la famosa tarta Sacher. Este pastel me ha encantado, lo hice para el cumpleaños de mi hija y lo voy a volver a repetir, es adictivo, tengan cuidado. Tiene un sabor excepcional. El sabor del chocolate se intensifica muchísimo con la cerveza Guinness, ese es todo el secreto. Lleva una cobertura de queso Philadelphia con crema batida, simulando la espuma de la cerveza. Pruébenlo me lo van a agradecer. Como yo se lo agradecí a Sunny, de su blog tomé la receta que pertenece al libro de Niggela Lawson.

Pastel de chocolate con cerveza Guinnes

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¿Qué necesito?

250 mililitros de cerveza negra Guinnessl.
250 gramos de mantequilla cortada en trozos
75 gramos de cacao en polvo
300 gramos de azúcar
140 mililitros de crema lyncott para batir

2 huevos
1 cucharadita de vainilla
250 gramos de harina de trigo
2 y ½ cucharaditas de royal
Para la cobertura
300 gramos de queso Philadelphia
150 gramos de azúcar glass
360 mililitros de crema lyncott para batir

¿Cómo lo hago?

La cerveza se calienta, sin que hierva, en una olla. Cuando esté caliente se agrega la mantequilla, se mueve hasta que se deshaga. Se retira del fuego y se reserva.

En un recipiente aparte se coloca el cacao, azúcar, harina y el royal. Se mezclan perfectamente todos los ingredientes.

En otro recipiente ponemos la crema, los huevos, la vainilla y lo mezclamos con un batidor manual, hasta que nos quede una mezcla uniforme. A continuación añadimos la cerveza con la mantequilla y lo revolvemos nuevamente hasta integrar bien ambas mezclas.

Ya que quedaron las mezclas líquidas unidas, se incorporan los ingredientes secos. Con la batidora lo revolvemos enérgicamente hasta conseguir una masa uniforme y sin grumos

Pasamos la masa a un molde engrasado y enharinado. Yo siempre corto un disco de papel de de estraza, lo engraso también y lo pongo en el fondo, para evitar berrinches a la hora de desmoldar. Se mete al horno previamente precalentado a 175-180º, durante 50 minutos aproximadamente o hasta que pinchemos con un palillo y salga limpio.

Una vez transcurrido el tiempo de horneado lo sacamos y lo dejamos enfriar en el molde, para posteriormente pasarlo al plato donde lo vayamos a presentar.

Para hacer la cobertura.

Se mezcla el queso y el azúcar en la batidora, hasta conseguir una crema suave. En otro recipiente se mezcla la crema lyncott bien fría hasta que su consistencia sea lo bastante firme (como crema chantilly). Después suavemente se mezcla con la otra mezcla del queso. Se hace con movimientos envolventes hasta que se integren bien. Con esto se cubre el pastel para simular la espuma de una cerveza Guinness. (Yo solamente le puse el queso con el azúcar, no quise ponerle la crema, cuestíon de gusto) ¿Alguien quiere una rebanada?

enero 111